He sido una evolución constante a lo largo de mi vida, soy un sujeto que cambió radicalmente su manera de ser debido a bullying en el colegio, debido a su infancia, y muchas otras cosas, que lo han transformado en la persona que hoy en día es.
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Con valores variables, con sed de justicia, juez y verdugo, amante de los momentos que dejan sin habla, de la adrenalina, de sus hijos, de ser su mejor versión de sí mismo, de entregar todo lo que sintió como carencia y corregir lo incorregible.

Arduo enemigo de las injusticias y de los abusos, la escritura es mi válvula de escape, a veces esta me abandona por años, y vuelve, justo antes de que yo vuelva a estallar.

Me enamoré y me case hace años, luego descubrí un amor inimaginable, el de los hijos, el de sentirse reflejado en ellos, de volcar tus miedos, de querer hacer para ellos la mejor versión de la vida, de protegerlos, de evitar que pasen lo que uno ha vivido, de romper las cadenas de violencia, de romper todo lo que a uno le causo daño, he intentas, solo amar, solo esperar y lograr esta epopeya de ser padre.

Coexisto con dos versiones de mi mismo, una versión original y una versión que se ha ido forjando con el tiempo, a veces ambas se potencian, a veces discuten o se ignoran. Me defino mas por los actos, que por las palabras, me arrepiento de muchas cosas, y de otras no, me arrepiento de no poder haberme arrepentido. Siempre prometo de que volveré  a escribir, pero finalmente no depende de mí, la inspiración es como una amante rebelde, no sabes cuándo vendrá, ni cuánto tiempo estará contigo, y tu vida es un constante mar de dudas y lo único seguro que  sabes, es que se irá, pero el cuándo te martilla la cabeza día a día.